Extorsiones y crímenes: la sombra de la mafia de La Salada, detrás del brutal homicidio del policía en Esteban Echeverría

El homicidio del policía Fernando Javier Alvez puso al descubierto la guerra entre bandas que se pelean por el control de las actividades ilegales periféricas a la feria La Salada.

Los dos sospechosos que estaban en el Volkswagen Vento desde el que le dispararon al efectivo de la Unidad de Prevención de la Policía Local de Esteban Echeverría formarían parte de una de las organizaciones mafiosas que disputa el territorio adyacente a la feria para extorsionar a los puesteros y a los comerciantes que llegan al predio, en los denominados tours de compras.

La sospecha sobre los dos acusados se fundó en el seguimiento del vehículo utilizado por los homicidas de Alvez. El rodado, que tiene patente IEY 7 . . . figura a nombre de una mujer, pareja de uno de los imputados que habría sido identificado como Matías B.

El sargento bonaerense Fernando Javier Álvez, asesinado en Esteban Echeverría

Dicho automóvil fue hallado incendiado seis horas después del homicidio del policía, en Ingeniero Budge, cerca del lugar en el que viven los dos imputados.

Alvez había sido asesinado ayer, minutos después de las 15.00, en el cruce del Camino de Cintura y Olimpo, en la localidad de Transradio, en el límite entre los partidos de Esteban Echeverría y Lomas de Zamora.

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El vehículo fue registrado por una serie de cámaras de seguridad, desde el momento en que el conductor intentó eludir un control y fue perseguido por el móvil policial conducido por Alvez. Al llegar a la esquina de Olimpo y Camino de Cintura, el conductor del Volkswagen Vento realizó un brusco giro a la izquierda y, debido al tráfico, no pudo avanzar más rápido.

En ese momento, Alves detuvo la marcha del móvil, descendió del vehículo y junto a su compañera se acercó al conductor del Volkswagen Vento y le pidió que se identificara. Pero, el sospechoso esperó que el policía se acercara y le disparó dos balazos. Alvez, malherido, habría alcanzado a abrir fuego y, a raíz del tiroteo, estalló la luneta del vehículo de los homicidas.

Luego de balear al policía, el sospechoso y su cómplice, que habría sido identificado como Kevin A. huyeron. Mientras que Alvez, malherido, logró abordar la camioneta y con la ayuda de su compañera, giró, en dirección al hospital. Aunque pudo llegar al nosocomio, Alvez murió durante la intervención quirúrgica a la que los médicos lo sometieron para tratar de contener la hemorragia interna provocada por uno de los balazos.

Matías B. es el jefe de una banda que cobra $5000 diarios a cada uno de los clientes que estacionaban sus automóviles en las adyacencias del predio en el que funciona la feria La Salada. Para los dueños de los colectivos o combis que trasladan comerciantes en los denominados tours de compras, el precio que se cobra para estacionar se multiplica por tres.

La metodología mafiosa aplicada por Matías B. para amedrentar a los integrantes de la banda rival quedó expuesta en un video grabado por dos soldaditos del acusado.

El VW Vento en el que se movilizaban los asesinos del sargento bonaerense Fernando Javier Álvez apareció incendiado en Ingeniero Budge, Lomas de Zamora

“Gato arrodillate. Te gusta faltarle el respeto a los chorros”, le gritó uno de los subordinados de Matías B. a un miembro de la organización con la que está enfrentado por el dominio del territorio alrededor de La Salada, mientras le apuntaba con una pistola a la cabeza.

Arrodillado, el delincuente que era víctima del simulacro de fusilamiento, clamaba por piedad y pedía que no lo mataran.

“Por qué tengo que perdonarte la vida, si metiste la mano en la lata. Pedí perdón gato. Si no te queremos perdonar la vida, qué vas a hacer. No te vamos a perdonar”, exclamaba el cómplice de Matías B., mientras un compañero, después de apoyar el cañón del arma en la sien, lo obligó a abrir la boca.

“Con los chorros no se j . . .”, concluyó el mensaje del integrante de la banda comandada por Matías B. La grabación con la advertencia fue enviada al jefe de la banda rival.

Según fuentes de la investigación, actualmente existen dos organizaciones enfrentadas por el dominio de las seis manzanas comprendidas entre Claudio de Alas y Andrés Bello, a un costado de la feria La Salada. Los días en los que funciona la feria, las calles de dicho sector se convierten en estacionamientos, mientras que las veredas son ocupadas por comerciantes que instalan sus puestos de venta.

En los alrededores del predio de La Salada se mueven bandas que luchan por el control de la extorsión a comerciantes y clientes

Bandas como la que comanda Matías B. ocuparon el lugar que quedó vacante luego que la Justicia y la gestión anterior del Ministerio de Seguridad provincial desbarataron a las organizaciones conocidas como “Los de River”, “Los Cucos” y “Los Chaqueños” que se dedicaban a extorsionar a los comerciantes que instalaban sus puestos de un metro cuadrado en las adyacencias de la feria.

Durante la investigación encarada por el fiscal Sebastián Scalera, del Ministerio Público de Lomas de Zamora, se determinó que las organizaciones delictivas recurrían a los servicios de policías para los protegieran mientras los comerciantes juntaban el dinero. Tan importantes eran los montos que recaudaban que, en el ámbito de la feria La Salada los acusados cobraban coimas a una parte de los 12.000 puesteros se instalaban en el predio y en el espacio público.

Luego de diversos procesos que terminaron con condenas de entre 5 y 10 de prisión para los miembros de las diferentes bandas, el lugar fue ocupado por nuevas organizaciones que comenzaron a pelear por el dominio del territorio que, durante casi dos décadas, controlaron “Los de River”, “Los Cucos” y “Los Chaqueños”, con la complicidad de policías bonaerenses y barrabravas de Los Andes, River y Boca.